Bailar es dibujar con los pies..., es algo mas que moverse al ritmo de una musica, es dejarse llevar por un ritmo, es un estado de animo, un sentimiento lleno de nuevas sensaciones, es uno de esos momentos en que nada pasa, pero al mismo tiempo, muchas cosas ocurren.
Bailar es básicamente comunicarse, compartir un momento, muchas veces mágico, disfrutarlo; tomar contacto con tu pareja de baile, llevar y dejarse llevar por un ritmo, deslizándonos por el espacio, hablando sin hablar, porque no hace falta, ser cómplices disfrutando del "ahora".
Los bailes de salón (en inglés: ballroom dance) son aquellos que baila una pareja de forma coordinada y siguiendo el ritmo de la música. En su origen eran meramente lúdicos y populares y su repercusión social fue de tal magnitud que dio lugar a la creación de salas específicas que, dotadas de una orquesta y un pavimento adecuado, facilitan su práctica.
En la actualidad se practican también como modalidad deportiva en competiciones organizadas y reglamentadas por las correspondientes federaciones nacionales e internacionales. Tanto en su versión social como en la de competición y deportiva los movimientos e interacciones de la pareja se ajustan a patrones previamente establecidos que, asociados con la música, caracterizan a los distintos bailes.
Ello motiva que su práctica requiera de un previo aprendizaje que antiguamente se transmitía de padres a hijos y en la actualidad puede ser adquirido en academias de baile.
En este tipo de baile se respetan direcciones y se siguen unas normas establecidas y escritas (descripción de figuras, alineamientos, etc.), bailándose en todo el mundo de la misma forma.
Bailar es básicamente comunicarse, compartir un momento, muchas veces mágico, disfrutarlo; tomar contacto con tu pareja de baile, llevar y dejarse llevar por un ritmo, deslizándonos por el espacio, hablando sin hablar, porque no hace falta, ser cómplices disfrutando del "ahora".
Los bailes de salón (en inglés: ballroom dance) son aquellos que baila una pareja de forma coordinada y siguiendo el ritmo de la música. En su origen eran meramente lúdicos y populares y su repercusión social fue de tal magnitud que dio lugar a la creación de salas específicas que, dotadas de una orquesta y un pavimento adecuado, facilitan su práctica.
En la actualidad se practican también como modalidad deportiva en competiciones organizadas y reglamentadas por las correspondientes federaciones nacionales e internacionales. Tanto en su versión social como en la de competición y deportiva los movimientos e interacciones de la pareja se ajustan a patrones previamente establecidos que, asociados con la música, caracterizan a los distintos bailes.
Ello motiva que su práctica requiera de un previo aprendizaje que antiguamente se transmitía de padres a hijos y en la actualidad puede ser adquirido en academias de baile.
En este tipo de baile se respetan direcciones y se siguen unas normas establecidas y escritas (descripción de figuras, alineamientos, etc.), bailándose en todo el mundo de la misma forma.